viernes, 20 de noviembre de 2015


Rurouni Kenshin: Kyoto Inferno

Rurouni Kenshin: The Legend Ends


Si no se puede entender por el título “Rurouni Kenshin: Kyoto Inferno” y “Rurouni Kenshin: The Legend ends” es un dupla de películas estrenadas en el año 2104 que fueron dirigidas simultáneamente por Keishi Ōtomo, ambas son adaptaciones al cine al estilo “live action”, basadas en el famoso manga japonés conocido como Samurai X que también fue una serie animada con el mismo nombre.

Una animación japonesa normalmente no suele ser bien recibida por todo tipo de público, por sus elementos desconocidos para culturas ajenas o falta de madurez en la estructura de personajes, en donde todos son demasiado irreales y ninguno se apega al comportamiento humano que se podría llegar a tener con las situaciones que se le presenten al personaje. A pesar de que estas dos secuelas de otra película estrenada en el 2012 con el mismo nombre, provengan de un medio así, hicieron lo más esperado de estas adaptaciones una absurda idea, para explicarme de mejor manera, la obra que se nos presentó no fue una inusual coincidencia que puede cruzar en tu camino mientras navegas en internet, ante nosotros se nos presentó un trabajo impecable de cinematografía, si quien vea la película ha visto el anime, leído el manga o jamás ha tenido conocimiento de que existía algo así, de cualquiera de las dos perspectivas, el espectador estaría igual de complacido de poder ver una película que lo atrapase al correr las dos horas de duración que tiene cada una, una trama simple, resumida, con solo elementos básicos de la historia original, se volvió una muy buena estructura con un acabado  muy pulcro, una confabulación muy bien pensada trajo a nosotros una manera fácil y eminente de adaptarnos al género para poder llenar nuestros corazones de la emoción que nos traen los personajes y sus aventuras.

El trabajo de fotografía, dirección y manejo de las secuencias de acción le siguen el paso al trabajo de los escritores pues los efectos visuales que nos dan es un placer para la vista.
Sin querer adelantar ningún suceso importante de cualquiera de las dos películas, daré un poco de contexto y trasfondo al historia; el personaje principal Kenshin (Takeru Satoh), se ha asentado en una nueva vida de paz con Kaoru y algunos de sus otros amigos en un dojo de Kendo en Kyoto, la capital de Japón, pero el pasado de Kenshin toca a la puerta cuando le llega a él una petición por parte del gobierno Meiji, al ex asesino samurái se le pide hacerle frente a un temible mal, que gracias a sus increíbles habilidades con la katana, él es el único que podría detenerlo, se trata de Makoto Shishio, un ex asesino como Kenshin, fue traicionado, incendiado y dado por muerto. Sobrevivió, y ahora está en Kyoto, trazando un plan con sus guerreros para derrocar al nuevo gobierno. Contra los deseos de Kaoru, Kenshin acepta a regañadientes ir a Kyoto y ayudar a mantener a su país vuelva a caer en una guerra civil.


Sin duda una aventura, llena de acción e impresionante poder visual que no se debe dejar pasar.

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